Hablar en Nueva Caledonia de Karembeu, el ex jugador del Madrid y campeón del mundo en 1998 con Francia, es hacerlo de una especie de dios de la naturaleza. Allí nació el trabajador centrocampista francés junto a sus numerosos hermanos. Y allí se empezó a forjar una de las carreras más laureadas de los últimos tiempos, con títulos como la Liga, la Copa de Europa, la Eurocopa o el Mundial como máximos exponentes. Al no estar inscrita Nueva Caledonia en la FIFA, Karembeu no pudo jugar con su país de orígen y, siendo colonia francesa, defendió la camiseta bleu. Pero el paso del tiempo y el gran legado que dejó en las remotas islas del Pacífico están trayendo sus frutos en la actualidad.
Desde 2004 Nueva Caledonia es una selección más de pleno derecho. La ilusión por defender a su país y por llegar a ser algún día como Karembeu han disparado la actividad futbolística entre los jóvenes del país. El primer gran éxito llegó en 2004 cuando su selección Sub-17 fue subcamepona de Oceanía. Pero el trabajo está cerca de traer la primera clasificación para algún campeonato mundial. La Sub-20 estuvo cerca, aunque cedió ante el poderío neozelandés. Sin embargo, todas las esperanzas están puestas en la Sub-17, que busca estos días su pase para Corea en Tahití y que goleó sin ningún rubor por 3-0 a la Sub-20 de su propio país en un amistoso de preparación. De momento ha arrancado el torneo con un buen empate ante Fidji (0-0). Pero los chicos quieren más. Quieren ganar como su ídolo, Karembeu.
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