Si hay que vender optimismo de cara a la final del Europeo Sub-17 que mañana disputa España frente a Francia hay motivos de sobra para creer en la victoria. El más solido, el que más debe asustar a los franceses, es que el conjunto que dirige Juan Santisteban, escoltado por Ginés Meléndez, acumula una racha impresionante que le ha hecho perder sólo uno de los últimos 35 partidos disputados.
Eso implica cuatro años de excelente dinámica para el más pequeño de nuestros representantes en torneos oficiales, que de esos 35 encuentros ha ganado 24, es decir, más del 70%. El resto han sido empates salvo la única derrota, producida en las semifinales del Europeo de Luxemburgo, en 2006, cuando la República Checa sorprendió a una España que jugó casi todo el encuentro con 10 hombres y acabó cayendo derrotada por 0-2. En aquel equipo, por cierto, estaban Sergio Asenjo, Azpilicueta, Camacho, Aarón y Bojan, a día de hoy futbolistas todos ellos de Primera División transcurridos tan solo dos años desde entonces.
Tal solvencia ha supuesto estar de sobra entre los mejores de Europa y del Mundo. El colofón fue el título europeo en Bélgica, en 2007, aunque la guinda al pastel pudo ser el Mundial, que se perdió en la tanda de penaltis ante la campeona Nigeria sin Bojan sobre el campo, expulsado injustamente en las semifinales.
Otro empate recordado como si fuera una derrota fue el cosechado ante Suiza en la fase de clasificación para el Europeo de 2005. Jugando en Mallorca, los suizos arrancaron un punto que obligó a España a golear en la última jornada. En ella sólo se superó por 1-0 a Polonia y la Sub-17 quedó fuera del Europeo. Fue un caso extraño dentro de una impoluta trayectoria. Una racha que debe tener continuidad mañana en la espectacular final ante Francia.
Ángel: "Ilusiona pasar con un tanto tuyo así"
Menudo cañonazo se sacó de su pierna izquierda ante Holanda, un tanto que le dio el pase a la Sub-17 a la final del Europeo.
Sí, la pegué muy bien. Recuerdo que fue un saque de banda en el otro costado, los extremos habían ido a apoyar a los puntas y yo me asomé al área. Rochina peinó el balón y quedó suelta. La rompí y me salió un gran disparo.
¿Qué pensó cuando vio que el balón entraba?
Yo sólo quería acabar la jugada y que no nos hicieran una contra. Quería terminarla con cierto criterio y por eso decidí pegarla a puerta. Cuando vi que era gol noté que se me venía el mundo encima. Una sensación inexplicable, con todos mis compañeros abrazándome y sintiéndome el centro de atención del estadio. Es difícil definir lo que se vive en una ocasión así.
Una vez pitó el árbitro fue tomando conciencia de lo hecho, ¿de quién se acordó?
De mi familia, en especial de mi abuela, a la que le dediqué el gol. Ella siempre ha estado conmigo y quería brindárselo. Cuando mi madre me llamó al móvil directamente estaba llorando emocionada por lo que había hecho su hijo. Yo creo que estaba orgullosa.
Y una vez vista la repercusión del tanto, ¿qué siente?
Una alegría increíble. Marcar el gol de la victoria en la prórroga, de esa manera y que además tu equipo pase a la final de un Europeo es un orgullo tremendo. Ilusiona mucho.
El Espanyol es un club que trata bien a sus canteranos y les saca jugo, ¿verdad?
Sí, es un equipo que siempre tira de cantera y que cuenta con muchos jugadores de casa en el primer equipo. Pero de momento tengo que esperar e ir paso a paso para poder llegar algún día al primer equipo.
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