Siria puede parecer un rival sencillo, a priori, pero en los últimos años está haciendo un buen trabajo de cantera. Tanto es así, que en el pasado
Mundial Sub-20 de
Holanda cuajó un gran papel y alcanzó unos meritorios cuartos de final. Esta nueva generación también promete dar guerra como hizo aquella. En la zona asiática dejó en la cuneta a teóricas potencias como
Kuwait y
Emiratos Árabes y ya en al
Asiático Sub-17 quedó por delante de
Vietnam y
Bangladesh para clasificarse, junto a
China, a semifinales y obtener de este modo una plaza en el
Mundial. En ellas cayó ante
Corea del Norte, pero demostró que es capaz de vender muy cara su piel.
Será la primera vez que los sirios acudan a un
Mundial Sub-17, habrá que tener mucha atención con el delantero
Mohammad Jaafar, elegido mejor jugador y pichichi del pasado
Asiático Sub-17, y la ilusión es la gran arma con el que acudirán a tierras coreanas, con la intención de sorprender a las potentes
Argentina y
España. Como datos del país, hay que recalcar que Siria tiene 19 millones de habitantes, su capital es
Damasco y su economía depende casi en exclusiva de la extracción de petróleo.
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