Llega la hora de comprobar si realmente tiene sentido que los clubes españoles fichen a jóvenes valores extranjeros cerrando de este modo las puertas al producto de la tierra. Arranca el Mundial Sub-20, la prueba más importante de la cantera mundial, el torneo que convierte a promesas en figuras, a adolescentes en jóvenes, a desconocidos en nombres de interés público.
Como siempre que chocan los intereses de las grandes potencias a nivel de cantera, tres selecciones sobresalen del resto. Se trata de Brasil, Argentina y, sí, España. Los nuestros cuentan con 17 títulos -logrados en tan sólo 18 años-, mientras que Francia, Italia, Portugal, México, Alemania u Holanda, por poner varios ejemplos, no superan en ningún caso los ocho. Así que por historial es de recibo situar a españoles en el mismo saco que brasileños y argentinos.
La Selección, además, aterriza como campeona de Europa Sub-19, título alcanzado el año pasado en Polonia. El grueso del equipo es el mismo que entonces: una línea defensiva de absolutas garantías, un centro del campo de fuerza y trabajo y un ataque correoso, con Mata, Bueno y Adrián López como estiletes. No hay ninguna estrella tipo Agüero, Pato o Giovani, pero hay pocos equipos con una plantilla igual. Laandadura de España arranca ante Uruguay, situada en una segunda fila de candidatos. Este encuentro marcará el futuro, puesto que los otros rivales de grupo, Zambia y Jordania, no deberían causar problemas. Si España es primera, los obstáculos vendrían en una hipotética semifinal ante Brasil. Si por contra es segunda, pasará a la otra parte del cuadro, donde aguardará Argentina. Por cualquiera de las dos vías tocará sufrir.
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