Son inconfundibles. Siempre pegados al móvil, siempre apuntando detalles en cuidadas libretas cuyas hojas son pequeños campos de fútbol, hablando diferentes idiomas, aunque en torno a un mismo lenguaje: el fútbol. Los ojeadores son parte fundamental del Europeo Sub-17 de Liechtenstein. Con su labor de captación pueden generar jugosas operaciones futuras a sus clubes. Un chico apenas cuesta dinero a estas edades, pero si se le ven maneras y se le ficha, puede llegar a convertirse en jugador para muchos años de una entidad o dejar un dinero a cambio de un hipotético traspaso al cabo del tiempo.
Es por eso que la mayoría de los grandes clubes europeos mande a sus mejores emisarios a torneos de esta índole. En Liechtenstein hay más de 50 equipos representados. Alemanes, franceses, italianos, holandeses, ingleses. Y también españoles, aunque menos que en otras ocasiones. Sólo Villarreal, Barça y Real Madrid han viajado esta vez en las personas de Luis Rodríguez Ardila, Pep Boada y Javier Torralbo, Piru, respectivamente. La crisis también ha afectado a este sector y otros habituales como Espanyol, Valencia o Sevilla han preferido hacer los seguimientos a través de la televisión aprovechando que varios encuentros son emitidos.
Se busca el proyecto de futbolista en el que más se confíe para llegar a profesional. Si lo logra un determinado club por los buenos informes dados en su día por un ojeador, su misión habrá sido un éxito.
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