Cuando queda poco más de un mes para que la selecciones Sub-21 de España y Kazajistán se enfrenten en Antequera, los movimientos continúan en el banquillo del que será rival español. El pésimo arranque en la fase de clasificación por parte de los kazajos (cuatro derrotas consecutivas, una de ellas además por alineación indebida) supuso que la federación despidiese a su técnico, el finlandés Juha Malinen, que acaba de firmar por el Oulu en lo que será el regreso a la liga de su país. Dolió especialmente la mala imagen que se dio ante la vecina Rusia (4-0), lo que acabó por agotar la paciencia de los dirigentes federativos en el entrenador finlandés. Con el vacío en el banquillo y el equipo sin apenas opciones de clasificación ya, se optó por dar la oportunidad a técnicos que conocieran mejor el fútbol del país y que además tuvieran conocimientos suficientes en la educación e instrucción de los jóvenes talentos.
Ahí apareció la figura de Evgeni Jarovenko, kazajo de nacimiento, hasta hace bien poco entrenador del equipo reserva del Shakthar Donestk y que ha insuflado su carácter ganador a una selección claramente deprimida hasta su llegada. Y no es para menos. Jarovenko fue campeón olímpico en Seúl'88 con la Unión Soviética en un equipo en el que él era uno de los jugadores destacados actuando de central y marcando tan pegajosamente como se ve en la imagen a futbolistas como Romario. Ese éxito le llevó a tener una dilatada carrera en clubes de la URSS, así como en su selección, y también en Kazajistán, con cuyo combinado jugó tras la disgregación en 1991 de los diversos países soviéticos. Hace poco fue elegido incluso el mejor jugador kazajo de la historia. Con él a los mandos, la selección ha cambiado de aires y prueba de ello es la goleada a Georgia (4-1) en su espectacular debut, aunque aún no pudiera sentarse en el banquillo. Ahora llega la gran oportunidad de lucirse ante España. No será fácil, pero cualquier campeón olímpico se merece un gran respeto.
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