¿Os habéis preguntado alguna vez si la afición española sigue a nuestros exitosos canteranos allá por donde conquistan sus logros? Pues la respuesta es que sí. No hay torneo ni categoría, por amistosos o pequeños que sean, en los que no se deje notar en las gradas el calor y el ruido de una hinchada acostumbrada a disfrutar y triunfar con la Selección. Estamos hablando de un grupo reducido de personas -dependiendo de la trascendencia del evento puede ser de unas 50 ó 100- y que nada tiene que ver con la masa que pueda arrastrar cualquier equipo en categoría absoluta, pero que sin embargo suele ser mayoría en todos los torneos en relación a sus rivales y que por ese hecho acaba por ganarse el cariño de los aficionados de los países que actúan como anfitriones. Sirva como ejemplo la imagen que acompaña al texto, correspondiente a la fase de clasificación para el Europeo disputada en Rumanía, y en la que de nuevo se volvió a sentir ese apoyo desde la grada que fue fundamental para la feliz clasificación para la cita de Turquía del próximo mes.
Ahora, en tierras turcas, volverán a dejarse ver las banderas, las bufandas y los gritos de ánimo en busca de un nuevo éxito del fútbol español. Padres y familiares de jugadores, amigos, representantes, emigrantes, ojeadores, periodistas y hasta alguna vez embajadores y cónsules en los respectivos países en los que se juega indican a los chicos que no viajan solos en esta aventura. Al mismo tiempo representan a la inmensa afición que desde sus casas apoya a través de la tele a estas nuevas generaciones en sus primeros avatares y escarceos futbolísticos, los que, ojalá, les pueden llevar a ser algún día nuestros futuros internacionales absolutos.
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